Es increíble la creencia de algunos en los superpoderes de un mail. Claro, basta con enviarlo para pasarle a otro la responsabilidad de algo o "cumplir" con haber solicitado, derivado o entregado una tarea. Total, "lo pedí por mail".
Puedo derivar o atender muchos requerimientos desde la comodidad de mi escritorio, ¿pero cuantos realmente puedo cerrar? No muchos. Vaciar un inbox sólo con responder sin verificar la real ejecución de algo, es sólo una ilusión de tener el trabajo hecho.
Si queremos que las cosas pasen, debemos dejar la postura cómoda de el carteo eterno por correo. ¡Es mucho más fácil llamar por teléfono y concretar!
Me he topado con gente que cree, que como te envió una cita por mail, estás informado y obligado a asistir. Así de fácil. Mail y ¡paf! reunión agendada. Es mucho más simple llamar, validar la disponibilidad de las partes involucradas y acordar cita. Te gastas a lo más 10 minutos. Si lo haces por mail, desperdicias mucho tiempo, porque cada vez tendrás que ir saliendo de lo que estás, contextualizarte en el mail que debes responder( lo cual implica muchas veces leer el hilo de correos ) y claramente es más costoso que 10 minutos de una llamada telefónica. Obvio, es puro sentido común. Y ahora, si con quien debes acordar cita, trabaja a dos pisos de tí o unos escritorios más allá, camina. Hace bien para la salud hacer un poco de cardio extra. ¡Puros beneficios!
¿Por qué la gente prefiere la burocracia de un mail a la comunicación por teléfono o incluso directa cara a cara? Creo que la respuesta es simple. El contacto directo implica involucrarse.
El mail debería ser para formalizar, pero núnca el canal para que las cosas pasen. Y con esto vuelvo a mi post de algunos años "Cuestión de actitud", el cual aunque añejito ya, lamentablemente, continua MUY vigente.
Puedo derivar o atender muchos requerimientos desde la comodidad de mi escritorio, ¿pero cuantos realmente puedo cerrar? No muchos. Vaciar un inbox sólo con responder sin verificar la real ejecución de algo, es sólo una ilusión de tener el trabajo hecho.
Si queremos que las cosas pasen, debemos dejar la postura cómoda de el carteo eterno por correo. ¡Es mucho más fácil llamar por teléfono y concretar!
Me he topado con gente que cree, que como te envió una cita por mail, estás informado y obligado a asistir. Así de fácil. Mail y ¡paf! reunión agendada. Es mucho más simple llamar, validar la disponibilidad de las partes involucradas y acordar cita. Te gastas a lo más 10 minutos. Si lo haces por mail, desperdicias mucho tiempo, porque cada vez tendrás que ir saliendo de lo que estás, contextualizarte en el mail que debes responder( lo cual implica muchas veces leer el hilo de correos ) y claramente es más costoso que 10 minutos de una llamada telefónica. Obvio, es puro sentido común. Y ahora, si con quien debes acordar cita, trabaja a dos pisos de tí o unos escritorios más allá, camina. Hace bien para la salud hacer un poco de cardio extra. ¡Puros beneficios!
¿Por qué la gente prefiere la burocracia de un mail a la comunicación por teléfono o incluso directa cara a cara? Creo que la respuesta es simple. El contacto directo implica involucrarse.
El mail debería ser para formalizar, pero núnca el canal para que las cosas pasen. Y con esto vuelvo a mi post de algunos años "Cuestión de actitud", el cual aunque añejito ya, lamentablemente, continua MUY vigente.